Publicado en EL MUNDO Castilla y León 12/04/2018
Echando la vista hacia atrás, ya hace prácticamente cuatro años que se presento la estrategia Regional de investigación e innovación para una especialización inteligente en Castilla y León para el periodo 2014-2020, mas conocido por RIS3, y aunque los objetivos eran ambiciosos, habiendo ya pasado el ecuador de su vigencia, desde el sector TIC, no hemos visto realmente que dichos objetivos, se hayan cumplido estemos en el camino de poder lograrlos.
El papel lo aguanta todo, pero partir de unos parámetros en exceso optimistas, más maquillados que reales, nos lleva a no poder lograr los fines propuestos de manera realista, y el resultado final para la comunidad, es que se pierde población en torno al 1% anual, la media de edad supera en 5 puntos a la del país, y el crecimiento en numero de empresas es prácticamente plano, y el peso de la industria va decreciendo en favor del sector servicios , con todo lo que ello conlleva.
Si analizamos los agentes participantes en el modelo propuesto, administración, empresas, centros de conocimiento, infraestructuras, podemos concluir que tenemos “buenas cartas”, pero no ganamos. Desde el punto de vista de nuestro sector, no se han jugado bien, los objetivos estratégicos planteados eran los correctos, pero se han ejecutado de forma retorcida y parcial. Se han identificado los sectores estratégicos de la región, los cuales son claros y definidos en función de su peso en el PIB regional, pero no se ha contado con las empresas que en esta región se dedican a la innovación, a la transformación digital de las empresas, al desarrollo de soluciones tecnológicas, etc. No al menos con todas.
En una equivocada política de eficiencia de recursos, se ha pretendido matar dos pájaros de un tiro, y usar los recursos para el fomento de la innovación y el desarrollo de las empresas y de los sectores estratégicos, para la financiación de determinados entes semipúblicos, esperando que estos realizaran dicho trabajo de manera paralela. El resultado es el que es, la transformación digital de las empresas, sin las empresas. Los números están ahí.
Aunque estos diseños de estrategia se programan cada seis años, seria conveniente que en nuestra región empezáramos a planificar y rediseñar la nueva estrategia para el año 2020, y partiéramos de unos supuestos realistas y no políticos de lo que tenemos en nuestra comunidad, al menos no nos hagamos trampas al solitario.
Una de las supuestas fortalezas de las que partíamos en 2014 era la “Universal” cobertura de banda ancha en el territorio CYL, y que es base imprescindible para el básico desarrollo de cualquier actividad económica. No vamos a discutir el tema de la universalidad, pero si el termino “ancha”. Las actuales tecnologías y aplicaciones, tanto para la empresa como par el ciudadano, exigen un ancho de banda del siglo XXI, y el que se presta actualmente en gran parte del territorio, especialmente en el ámbito rural, no lo es. Hay esta para demostrarlo, el infatigable trabajo que llevan a cabo desde la dirección general de telecomunicaciones, tratando de paliar dicha carencia, con unos recursos económicos que rayan lo ridículo.
No vamos a entrar a valorar si cubrir nuestro territorio con banda ancha de calidad es factible, rentable o simplemente posible, simplemente señalamos que la supuesta fortaleza, es en realidad, una debilidad, una gran debilidad, que impide el crecimiento de las empresas, tanto de los sectores estratégicos como de las demás, fuera de los núcleos urbanos, donde primordialmente se asientan nuestras empresas estratégicas.
Otro punto a revisar en la RIS3, es el marco de relaciones y colaboración entre los distintos agentes que han de participar en esta estrategia. Sin perder su papel coordinador y tutelante de estas relaciones, la Administracion regional, debe de perder el miedo a trabajar y potenciar la colaboración con las pymes y micropymes. Actualmente su acercamiento se limita a las grandes empresas de la región, las Start-ups, creadas al amparo de las distintas administraciones, y las empresas proveedoras más cercanas, obviando a la mayoría del tejido empresarial regional, limitando de una forma manifiesta la eficacia de las acciones ejecutadas, quedándose nada mas en su entorno más cercano.
La tan mentada transferencia de conocimiento, de los generadores de talento; universidades, centros tecnológicos etc., apenas llega a una ínfima parte de las empresas regionales, la mayoría de las cuales desconocen los procedimientos y los canales para el acceso a las tecnologías que estos centros producen.
Hay muchas empresas que producen conocimiento, no solo son los centros de enseñanza, pero no tiene la capacidad para ponerlo en el mercado, y habitualmente se pierde por la falta de un marco de encuentro entre todos estos agentes, los cuales pueden potenciar ese conocimiento y mejorarlo mediante la colaboración.
En la próxima formulación de la RIS3, se debería contemplar unos recursos o una oficina, que difundiera, explicara, potenciara y fomentara esos encuentros para la transferencia real del conocimiento producido por nuestros agentes, aprovechando las capilaridades provinciales de las asociaciones de empresas y los catálogos de tecnologías de los centros de conocimiento. Estos recursos u oficina , deberían ser especializados y no reconvertidos o reaprovechados.
Finalmente, si queremos innovar y desarrollar en las empresas de la región, se necesita un sector TIC potente, fuerte, para ello debería ser incluido como sector estratégico, aunque su peso en el PIB, no sea aún lo suficientemente representativo, si es un sector con un potencial de crecimiento exponencial, y que a futuro debe ser uno de nuestros sectores tractores en Castilla y León. De esta forma, aunque no pierda su transversalidad con los demás sectores, si estará potenciado y ayudara de una manera mucho más efectiva a esa estrategia regional de innovación e investigación, además de generar industria del siglo XXI.
Tenemos una buena mano, ¡Juguémosla bien!.